Trapiche abrirá una bodega en Mar del Plata antes de fines de año

La firma del Grupo Peñaflor lanzará su Mar & Pampa en Chapadmalal. Tendrá los primeros vinos con influencia oceánica de Argentina.

Los turistas que vayan a la Costa Atlántica, además de tomar mate en la carpa y bañarse en el mar, pronto podrán visitar viñedos y traerse algunas botellas junto con los clásicos alfajores. Es que ahora Mar del Plata, además de ser la Perla del Atlántico, es también una incipiente zona vitivinícola.

Ubicado a sólo 3 kilómetros del mar en la zona de Chapadmalal, Mar & Pampa es un nuevo descubrimiento vitivinícola. Se trata de una bodega experimental que nació de la mano de Trapiche. Es el primer paso que da uno de los principales jugadores del mercado en pos de experimentar en una nueva zona productiva con influencias oceánicas.

El particular clima costero, la majestuosidad del Atlántico Sur, el encanto de los campos y el espíritu visionario de Trapiche se unen para crear una línea de vinos diferentes.

Trapiche, apuntalado por su enólogo Daniel Pi y el ingeniero agrónomo Marcelo Belmonte, salió a replicar lo mismo que hizo Nueva Zelanda con sus vinos oceánicos. Con 11 hectáreas y una bodega chica experimental, en breve lanzarán Mar & Pampa.

Apuntan a elaborar Sauvignon Blanc, Gewurstresminer, Pinot Noir y Chardonnay, vinos claramente influenciados por el Atlántico Sur, que dependen exclusivamente del agua de lluvia como en Bordeaux. También, se desarrollarán espumantes blancos y rosados.

“Son vinos que reflejan la generosidad de nuestras tierras y la frescura de nuestros mares. Se trata de una nueva faceta de la vitivinicultura argentina que desafía el statu quo y llama a vivir nuevas experiencias”, comentó Mayra Maioli, jefa de Relaciones Públicas y Prensa del Grupo Peñaflor.

Una zona nueva
Chapadmalal es un lugar privilegiado para el desarrollo de estos vinos. Plantados al nivel del mar y a 3 kilómetros de la costa, los viñedos crecen bajo un clima más húmedo y más frío que los de montaña, ideal para varietales de ciclo corto.

A diferencia de los viñedos de montaña, no necesitan ser irrigados por el hombre para su crecimiento. Las temperaturas máximas moderadas y noches frescas otorgan una menor acumulación térmica a lo largo del ciclo vegetativo. Esto da como resultado una serie de vinos más frescos y más delicados, de gran complejidad aromática y buen volumen. Y presenta la particularidad de poder cultivar algunas cepas poco conocidas en nuestro país.

En cuanto a la faceta comercial, el gran objetivo de Trapiche con estos vinos es el exterior, dado el gran interés manifestado por países como Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, plazas claves para el Grupo Peñaflor.
“Queremos transmitirle al mundo que Argentina tiene una gran diversidad y que también puede elaborar vinos con influencia del Océano Atlántico”, resaltó Maioli.

Darío Gallardo
Desde Mar del Plata
Especial para UNO