Trump y un contrapunto con China que tuvo aroma electoral

Su acusación al país asiático, su adhesión a los opositores de Venezuela, Nicaragua y Cuba y sus elogios a López Obrador resonaron como slogans de campaña de cara a los comicios de noviembre.

El debate de los líderes de todo el mundo frente a la Asamblea General de la ONU comenzó este martes manera virtual y con mucha tensión tras un fuerte cruce de acusaciones entre Estados Unidos y China y una advertencia clara del secretario general de Naciones Unidas a fin de «evitar una nueva guerra fría».

«El Gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que virtualmente está controlada por China, declararon falsamente que no había evidencia de transmisión entre humanos; después dijeron con falsedad que las personas sin síntomas no propagarían la enfermedad. Naciones Unidas debe responsabilizar a China por sus acciones», denunció Trump, según la agencia de noticias AFP.

Además, el mandatario, que se presentó como el «pacificador» del mundo por los recientes acuerdos de normalización de relaciones diplomáticas que consiguió entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin en Medio Oriente y las negociaciones de paz en Afganistán, hizo una nueva defensa del nacionalismo.

«Durante décadas, las mismas voces cansadas propusieron las mismas soluciones fallidas, persiguiendo ambiciones globales a costa de su propia gente, pero solo cuando cuidas de tus propios ciudadanos puedes encontrar una verdadera base para la cooperación», sentenció.

En su discurso, Trump destacó la «histórica alianza» con México para contener la inmigración ilegal.

Hablando desde la Casa Blanca, Trump dijo que su administración apoyaba «a la gente de Cuba, Nicaragua y Venezuela en su lucha por libertad», sin dudas un guiño al electorado latino, especialmente cubano, en el importante estado de la Florida de cara a las elecciones presidenciales.

También se refirió las «históricas alianzas» alcanzadas por su gobierno con México, Guatemala, Honduras y El Salvador para «contener la inmigración», otras de sus banderas de su actual campaña, tal como lo fuese en el 2016, confirmando que el de Trump se trataba de un discurso en el ámbito internacional pero destinado a una audiencia local.