Un Cacho de historia viva de la radio y la televisión argentina

Jorge «Cacho» Fontana repasa  sus cincuenta años de profesión  en radio y televisión en los que compartió espacio con grandes figuras. Un profesional irrepetible que ama su trabajo.

El locutor y conductor, que estuvo en Rosario para grabar un comercial, y contó  que uno de sus proyectos es recorrer el país para agradecer el afecto que recibió del público durante los 50 años de carrera. Fontana, testigo y protagonista de una época de transformaciones en la radio y la televisión argentina, habla de figuras como Aníbal Troilo o Sandro con respeto y admiración, y aún hoy recuerda con sorpresa el impacto de «Odol Pregunta», el popular ciclo de preguntas y respuestas que estuvo 25 años en el aire, o a las 16 temporadas en la radio de «Fontana Show», donde Jorge Guinzburg, Adolfo Castelo o Carlos Abrevaya aportaban su talento a los guiones. «A Rosario me trajo un trabajo, algo que sigue siendo una gimnasia irreemplazable», afirma con una sonrisa a sus impecables 83 años.

—¿Por qué quiere seguir trabajando después de 50 años?

—La vida es según como lo acompañe a uno la naturaleza. Entre Dios, la naturaleza y los genes pasan todas las cosas. Depende de cómo uno llega. A los 60 puede estar liquidado. Yo me encuentro con una gran libertad para seguir haciendo. Y creo que el trabajo y la creación son las cosas que mas me atrajeron. De hecho a Rosario me trajo un trabajo, algo que sigue siendo una gimnasia irreemplazable. Ahora mi objetivo es hacer una recorrida por canales, radios y diarios locales, bibliotecas o clubes de todo el país para agradecerle a la gente lo que me dio.

—¿Qué destaca para compartir en esos encuentros?

—La gente tiene por «Odol…» un recuerdo muy especial. Fueron 25 años de trabajo, un esfuerzo grande. Además uno trabajó con tantas orquestas, con todos los maestros. Uno tiene un poco de la historia viva de ellos. Y hay quien puede tener la necesidad de conocer la versión de primera mano.

—¿Qué figuras lo marcaron?

—Muchas. Me ha marcado muchísimo Favaloro a quien tuve la suerte de conocer; en marzo, en el Vaticano, conocí a Francisco. Son recuerdos muy grandes. En lo laboral, antes todos eran creadores. Yo conocía a creadores, Sandro, Palito, Troilo. Todos hicieron su historia y uno estuvo muy cerca de ellos, anunciándolos, trabajando con ellos.

—Con «Fontana Show» estuvo 16 temporadas en la radio y 25 en televisión con «Odol Pregunta», además de su programa «Video Show» y las publicidades. ¿Fue una especie de Tinelli de los 60 y 70?

—Es muy difícil hacer una comparación porque Marcelo es totalmente diferente a todos nosotros. Marcelo en la totalidad de su creación ha ideado un hombre distinto, muy sólido económicamente, que maneja otras cuestiones que no son solamente la conducción de un programa. Marcelo es un hombre único que no tiene comparación. A mi me fue muy bien con el «Fontana…» y le dí a la mañana una dirección que no tenía, pero al lado de lo que están haciendo hoy… Y era bastante porque lo hacíamos con medios de comunicación totalmente diferentes a la actualidad. Muchos padres le dicen a sus hijos «este era el Tinelli de otro tiempo». Yo lo agradezco, pero la realidad es otra. Y no solo lo digo por hincha y amigo de Marcelo, sino porque se lo merece.

—¿No le propuso él u otro productor un regreso a la televisión?

—Sí, pero la televisión abierta es otra cosa. Yo puedo hacer algo grabado o semanal, pero más de allí no me quiero comprometer porque tampoco quiero desgastar lo que está prudentemente guardado y no me voy a hacer el pendejo ahora (sonríe). Y en ficción tuve algunas cosas, pero yo soy locutor. Cuando uno está en el auge le llueven cosas que ni imagina, pero la prudencia es saber dónde está uno y en lo que siente que puede hacer.

—En aquel programa tenía guionistas de primera línea como Abel Santa Cruz…

—Y (Jorge) Guinzburg, (Carlos) Abrevaya, (Adolfo) Castelo. Todos nombres, pero no eran nadie, y ahí tuvieron su primera oportunidad. Consultado por alguien que ya era experto en eso, me dice «mirá yo tengo un muchacho que me parece que es bueno…», como empezamos todos. Así fuimos armando equipos y formando gente. Guardo recuerdo muy gratos de ellos. Pero tamañas personalidades no las puede ocupar nadie. Los lugares están todos libres. El asunto es que cada uno encaje en el que le corresponde. ¿Cómo hacer para reemplazar un Castelo? Castelo era único. Nadie lo podrá hacer.

—¿Cómo surgió la idea de «Odol Pregunta»?

—Fue una idea de una agencia de publicidad de 1956 y duró 25 años. Hoy los programas duran un día y medio. Era una forma de darle cultura a la gente, llamaba la atención. Hoy un programa como ese no se qué éxito podría tener. Pero fue un momento e iba media hora por semana.

—¿La forma de anunciar el programa fue idea suya?

—Eso fue una casualidad. Empezamos en un teatro y la verdad es que no supe dónde parar de meter eles (sonríe). Seguí y seguí y quedó. Y al otro día me dijeron «eso es una creación». Yo creí que me estaban cargando, y sigo creyendo que fue una casualidad. Me decían, «usted lo debe haber ensayado mucho…» Fue una casualidad.

—Las «24 horas por Malvinas», en 1982, marcaron una pausa en su carrera…

—Desde el programa de Malvinas no trabajé más. Ese programa fue una demostración única de la solidaridad argentina y lo más grande que hice en mi carrera. Fue un programa que creé yo y, sobre todo, no se me acusó de nada con respecto a lo económico. A mi no me indicó nadie lo que tenía que hacer.

—Nombró varias veces a Dios y al Papa Francisco…

—Soy muy creyente. Me ayudó muchísimo. Y lo que más me ayudó en todo este proceso es la humildad. Yo viví hasta los 21 años en una pieza. Tuve una forma de vida que le agradezco a mi padre. Y aquí estoy, y no estoy mal, y estoy agradecido. Agradecido a Dios que me mantiene bien. Y en remedios gasto poco (ríe).