UNA BURLA INNECESARIA

Carlos Arroyo presentó por fin su declaración jurada tras un escándalo que hubiese sido evitable si el intendente tuviese algún apego a las normas democráticas. Papelón, mentiras y desprecio.

¿Era necesario tanto tiempo, tanto reclamo y tanta intimación para presentar una simple declaración jurada que por lo demás no tiene, de ser cierta, nada escandaloso o que no pudiese justificarse tras una larga vida de trabajo que incluyen los altos salarios de ocho años como concejal y un ingreso cercano a los $150.000 como intendente?.

¿Era necesario hacer mentir a su Secretario Legal y Técnico el Dr. Gil de Muro, afirmando que el jefe comunal » no tiene bienes a su nombre. Cuando hablé con el intendente me dijo que la casa donde vive está a nombre de sus padres, que murieron y el coche que maneja está a nombre del hijo”?

¿Para qué llegar a la amenaza del concejal José Cano de pedir el embargo del salario del intendente por el incumplimiento de la obligación legal de presentar al DDJJ?.

Y sobre todo…¿para qué agregar sospechas y desprestigio a la ya desgastada relación con un electorado que lo votó por su rectitud y hoy observa azorado como se cae a pedazos la imagen impoluta de alguien que se acerca más al perfil de un irresponsable aventurero que de un administrador serio y responsable?.

No hay respuesta lógica que no sea la que todos sospechamos como verdadera: Carlos Arroyo desprecia las formas democráticas con la misma fuerza que lo llevó a mentir su plan secreto, colocar a toda la parentela en puestos para los que ni remotamente están preparados, con el solo objetivo de permitirles ganar salarios desmedidos, utilizar los mismos mecanismos de pago que en campaña había denunciado como corruptos en la anterior gestión y destruir el sistema educativo municipal sin importarle que seguramente muchos de sus apoyos provenían de ciudadanos que creyeron en su prefabricada imagen de sobrio y firme educador.

También en esto Carlos Arroyo fue idéntico a si mismo. Un autócrata que desprecia las obligaciones a las que  la Constitución de la provincia lo obligan y ante las que solo cede cuando está en riesgo ese sueldo que tanto lo arroba y al que no debe ni puede mantener escondido.

Ya sabemos lo que posee…que lo disfrute.