¿Y si antes de hablar nos aseguramos de no decir una burrada?

Chusco y enojado el Secretario de Salud quiere imponer su voluntad contra toda lógica y considera un enemigo a todo aquel que se le oponga. Pero siempre resbala y queda desairado.

Le pasó con el CEMA, con la prensa, con su frustrado carácte de pomposo Secretario Coordinador. Siempre las palabras fueron más importantes que los hechos y el resultado final dejó mucho que desear.

Cada vez que se metió en un debate -sobre todo con los que tienen como tema central la salud pública, área que notoriamente desconoce- sufrió revolcadas históricas en las que invariablemente quedan en evidencia sus dos características principales: un pésimo carácter y una escasa preparación para el cargo que detenta.

Con la ambulancias que recibió el municipio llega, tal vez, al paroxismo de sus complicaciones: resolvió que el personal de los Centros de Atención Primaria deberían hacerse cargo de las mismas, despertando en forma inmediata el malhumor de los involucrados que se preguntaban como iban a hacer para estar en los móviles y a la vez atender sus funciones específicas en las salas.

Poco le importó al responsable del área y cortó por lo sano: desplazó. tal vez como mensaje al resto, a la enfermera que osó preguntarle y ninguneó a los profesionales afirmando que si no estaban dispuestos a cumplir con esa tarea dejaran las salas y pasaran a trabajos administrativos.

Pero, una vez más, todo terminó en un  papelón: se olvidó que las normas exigen para el personal a cargo de ambulancias capacidades y especializaciones que van mucho más allá de su capricho napoleónico y su mal humor crónica.

Dice la ley: «El médico debe contar con una antigüedad mínima de cuatro años en el ejercicio de la profesión y además con no menos de dos años de dedicación en las disciplinas de: terapia intensiva, unidad coronaria, cardiología, anestesiología, servicios de emergencias hospitalarias, cirugía general, clínica médica. Deberá tener entrenamiento en técnicas de resucitación cardiopulmonar avanzada, manejo de emergencia médica, manejo avanzado del trauma del adulto y pediátrico y de parto a bordo. Todo este entrenamiento debe estar fehacientemente probado con las certificaciones que correspondan, las cuales deberán estar disponibles a bordo del móvil y en la base operativa».

Lo que no es poco; tanto que muy posiblemente ninguno de los profesionales que Blanco obligaba a hacerse cargo de las ambulancias aquilaten dicha experiencia.

Dicen que el pez por la boca muere; nosotros nos preguntamos…¿no habrá disponible un pez que al menos sepa nadar?.

Salvo que nos conformemos con un flor de…pescado.