ZONAS COMUNES

El gran desafío del gobierno de Macri será ahora encontrar zonas comunes en las que los argentinos podamos dialogar y resolver. No basta con decir que el pasado no vuelve, hay que definir el futuro.

¿Cómo es la Argentina que queremos?, ¿cómo debe funcionar el estado y hasta donde tiene que influir en nuestras vidas?, ¿cuales deben ser los castigos para aquellos hombres públicos que traicionen la confianza que la gente les da?, ¿de quién son las bancas?, ¿de la persona o de la fuerza?, ¿debe ser obligatorio el debate?, ¿y las plataformas?. ¿Cuál el acceso de los organismos de control a la información que necesitan para funcionar?.

Podríamos seguir preguntándonos hasta el infinito por todas y cada una des aquellas cosas en las que todos sabemos que debemos centrarnos para reconstruir un país devastado por malos gobiernos, por la corrupción y por una tendencia generalizada al individualismo irresponsable que solo se hace gregario cuando la crisis ha estallado.

Para conseguirlo será fundamental que la administración de Macri convierta en realidad su anuncio de dialogar con todos. Y tiene que ser con todos…sin excepción.

No se trata de sentarse con algunos gobernadores y legisladores e intercambiar fondos por leyes. No sirve…no alcanza…no es un acuerdo sino tan solo un negocio de ocasión.

Tenemos que encontrar aquellas políticas de estado que, dando respuesta a estos interrogantes y a muchos otros, comiencen a dibujar una nación definitiva y una república moderna.

Casi nos atreveríamos a sugerir que deberán reescribirse Las Bases de Juan Bautista Alberdi en su expresión siglo XXI. ¿Imposible?, para nada…el mundo camina hoy en un sentido definido y hacia allá hay que ir. Sin olvidar que por allí los parlamentos tienen un protagonismo destacado, ya que ellos yan siguiendo en su conformación el humor de los ciudadanos.

Morigerar el presidencialismo y ampliar los límites de la representación ciudadana para evitar que estas busquen opciones fuera de la institucionalidad que fija la Constitución.

Un debate apasionante y necesario, un país que ha perdido la costumbre de construir desde el disenso y un gobierno que prometió otra institucionalidad que ún no aparece en el horizonte. Viejos vicios y eternas tentaciones.

Ojalá se pueda…