En el accidente fallecieron miembros del equipo de fútbol Green Cross, entre ellos el legendario Eliseo Mouriño, ídolo de Boca en los años 40 y 50.
Cinco días duró la expedición de nueve personas, entre montañistas y arrieros, que dieron con los restos del avión LAN que el 3 de abril de 1961 se siniestró en la cordillera de Linares con 24 personas, entre los que se contaba parte del equipo de fútbol Green Cross.
El accidente causó conmoción mundial en su momento y en estos 53 años, muchas expediciones de montañistas intentaron dar con el lugar exacto sin éxito.
«Luego del accidente y posteriormente al supuesto rescate de los restos hubo varios intentos para dar con el lugar del accidente, aumentando el mito de ser uno de los naufragios de montaña más enigmáticos del que se tenga memoria», señala Leonardo Albornoz, uno de los participantes en la exitosa expedición que fue convocada y comandada por el empresario turístico y montañista de la zona Lower López.
Albornoz detalla que para dar con el lugar del accidente realizaron dos intentos sin éxito el año pasado y que debieron pasar por diferentes terrenos de montaña con muchos acarreos, hielo, algunas lagunas y ríos.
«El avión está a más de 3.200 metros de altura. Se conserva gran parte del fuselaje, mucho material esparcido en el lugar e incluso restos óseos, con lo que se estaría reescribiendo esta historia por cuanto, además, el avión no está en donde indican todas las publicaciones oficiales, incluso Wikipedia», afirma Albornoz.
Y agrega que una atmósfera de misterio y hermetismo ha rodeado esta historia «por cuanto es muy escasa la información disponible y abundan los rumores que hablan de cajas rellenas con piedras que sirvieron como féretros en el momento que se realizó el rescate, de nula identificación de los restos y otras situaciones confusas que con el pasar de los años han alimentado este mítico accidente, convirtiéndolo en una mezcla de historia-leyenda».
¿Y dónde está exactamente el avión?
No queremos decir la ubicación exacta, porque si lo revelamos esto se va a convertir en un circuito turístico y no queremos que eso pase, porque es muy difícil llegar, hay que pasar por varios predios particulares, quebradas, cerros, ríos, lagunas. No queremos que se profane el lugar y llevarse los restos como trofeos, porque no hay que olvidar que allí murieron personas y hay que respetar a las familias.
Encendieron velas
En el lugar los expedicionarios con los arrieros armaron una improvisada gruta con piedras en la que instalaron una imagen de la virgen, dejaron un rosario, agua bendita que llevaron a propósito y encendieron velas.
«Hay una atmósfera de dolor y de respeto en el lugar», recuerda Albornoz.
Y asegura que esta noticia ha causado gran revuelo en la zona de Linares, más aún cuando este hallazgo se realizó a finales de enero, contrariamente a la lógica que utilizaban las expediciones anteriores que buscaban el avión en el mes de abril, cuando se producen los deshielos y porque se realizó lejos del lugar donde supuestamente estaba oficialmente.
«Nosotros no sabemos si con este hallazgo estamos abriendo o cerrando una etapa en esta ya larga historia del ‘avión de Green Cross’, pero sí estamos seguros de que estamos cerrando un círculo en nuestras vidas, porque soñábamos con encontrar el avión desde niños».