Concejo Deliberante: La que no debe quiere y los que deben no quieren

(Redacción Libre Expresión) – Una situación de acefalía en el Concejo Deliberante que pone en evidencia la falta de compromiso real de nuestros dirigentes

Las renuncias de Héctor Rosso y Carlos Arroyo  a las vicepresidencias del Concejo Deliberante no hacen otra cosa que alimentar aún más las suspicacias que desde hace ya largos dos meses se han instalado en el cuerpo que representa en forma directa a los vecinos de la ciudad

La poco feliz incursión de su titular por la sede del Sindicato de Camioneros, cámara oculta mediante, sólo sirvió por fin para poner una vez más en evidencia las particularidades del mundo de la política argentina y la marplatense en particular.

Pero ocurre que los vecinos no pueden quedar sin representación, el municipio no puede quedar sin legislación y la democracia no puede quedar vacía de nombres y personas de carne y hueso que le den contenido.

Cuando Vilma accedió a su cargo sabía todo lo que ello representaba en cuestiones directamente relacionadas con el funcionamiento institucional de Mar del Plata. Cuestiones que son de fondo, pero que también son de forma.

No estuvo a la altura de los acontecimientos. En el mejor de los casos su imprudencia e impericia dispararon una crisis que aún hoy no ha terminado.

El jueves seguramente será removida de su cargo si es que nadie le sugiere evitar semejante bochorno y declinar la titularidad del cuerpo antes de la fecha citada para su eyección.

Pero ahora aparece otra cuestión que no es menos grave. ¿Quién se hará cargo del lugar que deja la dirigente radical?.

¿No sabía Héctor Rosso al aceptar la vicepresidencia estaba expuesto a que sucediese una crisis de este tenor, o de cualquier otro, que lo impulsara al sillón principal del HCD?.

¿Si sólo estaba dispuesto a asumir en determinadas circunstancias y no en otras (como esta por ejemplo) no debió o pensarlo dos veces antes de aceptar?.

¿Y Carlos Arroyo, Vicepresidente Segundo, no debió  hacerse cargo de la cuestión en vez de mirar para el costado y optar por el siempre más fácil camino de dejar un cargo que también en su momento aceptó?

¿Es que los tres –Baragiola, Rosso, Arroyo– estaban pensando en otra cosa?.

Poco importan entonces los melindres de moralina o indiferencia que hoy los hayan atacado. Tienen una responsabilidad ante la gente y la obligación de cumplir con ella.

Cubran el cargo, paguen los precios que deban pagar a cambio de lo mucho que cobran por ocupar el lugar que ocupan y terminen con una crisis que los marplatenses no nos merecemos vivir.

Algo cada vez menos cierto en el caso de nuestros representantes.