Dos textos de renuncia con un intenso contrapunto entre Rosso y Arroyo

Al abandonar la mesa directiva del Concejo, Rosso y Arroyo cruzaron críticas mutuas. Ambos dieron por hecho la necesidad de que Baragiola deje la presidencia del cuerpo pero no quisieron pasar por alto la oportunidad para explicitar sus diferencias.

Las renuncias del vicepresidente primero del Concejo Deliberante, Héctor Rosso y del vicepresidente segundo Carlos Arroyo, se constituyeron ayer en motivos de inquietud dentro del cuerpo, horas antes de que tenga lugar la sesión especial para votar la revocatoria del mandato de la presidenta, Vilma Baragiola (UCR). Al margen de las dudas generadas en torno al mecanismo de sucesión tras al apartamiento de ambos, las dos notas de renuncia surgieron como textos que documentan el clima de tensión política que existe por estas horas dentro del Concejo.

Al dar a conocer su decisión de abandonar la vicepresidencia primera, Rosso señaló: «Los penosos acontecimientos protagonizados por la concejal Baragiola y sus colaboradores dieron lugar a la creación de una Comisión Investigadora que, después de sustanciado el proceso correspondiente y en el marco más estricto de la institucionalidad, recomienda su remoción. La difusión de los hechos conocidos por todos, no dejan lugar a dudas ni admiten demasiados matices interpretativos. El pedido de remoción responde a un fracaso lamentable de la confianza, a un manejo impropio de la representación que pone de manifiesto que la concejal no entiende que la dignidad y la institucionalidad no son cosas disociables. Hoy, que la continuidad de la concejal cuestionada al frente del cuerpo está desaconsejada, me resulta necesario evitar cualquier tipo de suspicacias con la simple claridad de un gesto: no seguiré siendo Vicepresidente Primero porque no especulo con la remoción para ocupar de ese modo la Presidencia del Concejo. Si me hice cargo de la Presidencia durante las seis licencias consecutivas de Baragiola, mientras se desarrollaba la labor de la Comisión Investigadora, fue para asegurar la continuidad del trabajo y un funcionamiento institucional adecuado. Ya es hora de empezar a recuperar la normalidad de un modo definitivo y salir de la crisis institucional más seria en la historia de este Concejo Deliberante. No se puede continuar de este modo al que nos ha llevado un acto impropio y el no reconocimiento del mismo por parte de su protagonista. Igualmente, es preocupante que el concejal Arroyo, actual vicepresidente segundo tampoco demuestre interés por el funcionamiento del Concejo. Arroyo no habla, no decide, no aparece. Su silencio constante en el debate de los temas trascendentales ya es rutina y, como mínimo, genera suspicacias varias. Su rechazo a emitir juicios, opinar o debatir, es solo equiparable a sus ausencias. El orden institucional, tan reclamado en sus demandas republicanas, siempre es tarea de otros. Ni siquiera para un relevo momentáneo ha aceptado presidir sesiones o hacerse cargo de la más mínima representación o posicionamiento respecto de la gravedad institucional que acontece en el Concejo. Espero que el 2014 finalice mejor de lo que inició para este cuerpo deliberativo. Por ello, con la esperanza de corregir errores y volver a empezar en la más absoluta normalidad institucional, y con el intento de aportar transparencia en las palabras, los actos y los gestos, es que hago un paso al costado en mi actual cargo directivo. Fue un honor que se me confiara la vicepresidencia del Concejo y, ratificando el carácter definitivo de mi decisión, les agradezco su respeto».

Horas después de que Rosso renunciara a través de este texto, Arroyo hizo lo propio, mediante una nota a través de la cual también dijo lo suyo: «De mi mayor estima y consideración con este instrumento y en este acto les hago saber mi determinación irrevocable de renunciar al cargo de vicepresidente segundo de este Honorable Concejo Deliberante con el cual fui oportunamente honrado. Mi renuncia es operativa a partir de la fecha.

No voy a repetir acontecimientos y/o hechos ya conocidos por todos y que tuvieron publicidad a través de la labor de una Comisión Investigadora creada por el mismo Concejo. Desde el inicio del ?caso Baragiola?, el suscripto y el bloque que represento dejamos en claro nuestra voluntad de esperar la decisión de la Justicia. Consideramos que ante la posible renuncia o remoción de la Señora concejal debiera ser reemplazada en su cargo de Presidente del Honorable Concejo Deliberante por un concejal de la Unión Cívica Radical dado el triunfo electoral de este partido en la última elección. En el supuesto que ningún concejal radical quiera reemplazar a la Señora Vilma Baragiola debería aplicarse el reglamento y proceder a la elección por los veinticuatro concejales. De esta forma quedaría resuelta la cuestión y normalizado el funcionamiento del Honorable Concejo Deliberante. A esta altura de mi renuncia no puedo dejar de señalar mi desagrado por la actitud asumida por el concejal Héctor Rosso quien, -al parecer-, trata de enseñarme cómo debo actuar como concejal. Ignoraba que Rosso quería escucharme, quería verme y que dependía tanto de mis decisiones. Lo lamento.También lamento que no haya escuchado las variadas reflexiones que en el seno del Concejo he realizado en distintos temas como la seguridad, la educación y/o la salud pública. Solicito formalmente se tenga presente lo expuesto, y que cumpliendo estrictamente la ley, se provea a la designación de nuevas autoridades».

Pero ahí no quedó todo. Horas después, el concejal de Acción Marplatense Fernando Gauna salió al cruce de los dichos del edil de la Agrupación Atlántica y dijo que «Arroyo no tiene uñas de guitarrero. Nunca en todo el tiempo en que fue vicepresidente segundo del Concejo desempeñó la tarea de presidente».

«Ni siquiera lo hizo durante cinco minutos cuando el presidente se ausentaba», sostuvo, y agrego que «en esas ocasiones tuvo que ejercer la presidencia el titular de alguna comisión interna según el orden de sucesión».

En ese sentido, Gauna expresó que «Arroyo no hace nada por el orden institucional que tanto pregona. No propone, no decide, no aparece».

«No tiene compromiso y no se hace cargo de las responsabilidades que asumió al aceptar la vicepresidencia del Concejo», concluyó.