En su habitual conferencia de prensa el Jefe de Gabinete «cerró» la versión oficial que peocupantemente parece ahora asumir una serie de mentiras como verdades indiscutibles.
Una vez más el gobierno insiste en descalificar al fallecido fiscal como única explicación a los hechos que éste había denunciado y que involucraban a la propia jefa de estado.
«Entendemos que hubo una manipulación de parte de Clarín para establecer una estrategia de comunicación» dijo el ministro al referirse a la noticia de la ausencia del Canciller en la marcha por los hechos de París, para afirmar luego que el propio diario había tenido que desmentirlo.
Ocurre que nada ocurrió como él lo cuenta: Timerman efectivamente estuvo, según sus dichos y sin manera alguna de comprobarlo, en forma personal y con expresas instrucciones de la Presidente de no marcar presencia oficial. Esto lo afirmó el propio interesado y reconoció la respuesta negativa a su consulta.
Pero tal vez lo más grave es su afirmación de que » «el problema de ex agentes de inteligencia desplazados no incumbe a la órbita del Estado».
Hasta donde creíamos los argentinos es el Estado el encargado de las altas y bajas de los hombres de inteligencia. Es insólito afirmar que «no incumbe» a su órbita la cuestión. Insólito y muy peligroso.
¿Quién nombra a los espías argentinos?, ¿de quién dependen?, ¿quién los controla?. A juzgar por los dichos de Jorge Capitanich la inteligencia en la Argentina sería un compartimento estanco sobre el que el gobierno no tiene injerencia alguna. Muy grave.
Sobre la tesis del suicidio que el Gobierno buscó instalar desde temprano, el jefe de Gabinete se excusó diciendo «son hipótesis judiciales, el Ejecutivo nacional es respetuoso del procedimiento judicial, no es motivo de opinión las hipótesis que han generado con toda la evaluación correspondientes de hechos, testigos oculares, la identificación del arma, la autopsia, seguramente continuarán las llamadas telefónicas los factores que pudieron haber incidido en la decisión, no es ningún modo algo del Poder Ejecutivo sino que se desprende de la justicia».