Una gran multitud se concentró para celebrar la solemnidad de Corpus Christi. El obispo Antonio Marino presidió la eucaristía, que concelebraron los sacerdotes de Mar del Plata.
Como todos los años, estuvieron presentes los abanderados de los colegios católicos y autoridades civiles y de las fuerzas vivas de la ciudad. Luego de la misa fue la procesión por el centro con el Santísimo Sacramento. «Si no somos misioneros no podemos llevar el nombre de cristianos», dijo Marino.
El tempo estuvo colmado de fieles venidos desde todos los rincones de la ciudad. La nota de color la aportaron las decenas de monaguillos, de corta edad hasta jóvenes, que revestidos de blanco se ubicaron delante del altar y caminaron en la procesión junto al Santísimo Sacramento. También lo custodiaron – y podía identificárselos con buzos de color amarillo – los pequeños «Niños adoradores» de la Catedral, un grupo que se reúne semanalmente para adorar a Jesús a través de la oración pero también con canciones y actividades.
Al iniciar su homilía el obispo, expresó que en la Sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual eclesial. «Cuando la Iglesia se detiene a meditarla, siente un poderoso estímulo para conocer más hondamente este ‘misterio de la fe’; experimenta el deseo de celebrar y adorar lo que ha recibido como su mayor tesoro; y se compromete a vivir en conformidad con lo que recibe y ofrece, comunicando al mundo la fuerza y la riqueza inagotable de este sacramento».
Retomando palabras del Santo Padre Francisco, es una de sus catequesis, Marino releyó, “queridos amigos, nunca agradeceremos bastante al Señor por el don de la eucaristía, es un don tan grande, y por esto es tan importante ir a misa los domingos. Nunca terminaremos de entender todo su valor y riqueza. Pidámosle entonces que este sacramento siga manteniendo viva en la Iglesia su presencia y plasme nuestras comunidades en la caridad y en la comunión según el corazón del Padre. Y esto se hace durante toda la vida, pero se comienza a hacerlo el día de la primera comunión”.
Más adelante, el pastor de la Iglesia Católica de Mar del Plata, vinculó la eucaristía y la misión. «Celebrar la eucaristía y hacerlo con autenticidad, implica el compromiso de prolongar en la vida ordinaria lo que hemos vivido en el culto litúrgico. La eucaristía nos fortalece para el compromiso heroico, hasta elegir perder la vida con tal de no abandonar nuestra fe en Cristo. Éste es el testimonio grandioso y ejemplar, aunque estremecedor y tremendo, que muchos hermanos en la fe dan en estos días en diversas partes del mundo. Por ellos rezamos, de ellos sacamos ejemplo y nos dejamos edificar en nuestras convicciones».
«Desde el principio los cristianos han vinculado la celebración eucarística con la ayuda a los pobres y la generosidad para compartir sus bienes. En línea con esta tradición, pronto tendrá lugar la colecta anual de Caritas, bajo el lema tomado de palabras del Papa Francisco en una favela de Río de Janeiro: ‘Todo lo que se comparte se multiplica’. Como obispo los exhorto a ser generosos, como una de las formas de expresar nuestra coherencia eucarística. Recordemos, por último, que la eucaristía nos impulsa a la misión» concluyó así su homilía.
Después de la oración post comunión, se colocó al Santísimo Sacramento en la custodia, y se lo trasladó, llevado en andas por sacerdotes jóvenes. El trayecto, se repite también año a año: desde la Catedral, por Mitre hasta Rivadavia, de allí hasta Catamarca y retoma por San Martín hasta la puerta del templo. Desde las escalinatas, el obispo hizo la bendición que se hace extensiva a toda la ciudad. Ante la multitud, el obispo remarcó concluyendo, «quiero expresarles la gran alegría que siento de verlos, numerosos y venidos de los distintos barrios de la ciudad. La consigna fundamental en el hoy de nuestra Iglesia y el nuestra diócesis: salir, tenemos el estimulo que nos da cotidianamente el papa Francisco es nuestro deber. Si no somos misioneros no podemos llevar el nombre de cristianos. Pensemos la misión, a pocos minutos de aquí hay barrios enteros que esperan nuestra presencia y están muy necesitados de nosotros».