EL TRISTE PAPEL DE LA PRENSA NACIONAL

La muerte de Lola Chamnolez dejará sin dudas muchas enseñanzas. De ellas deberán aprender los mayores responsables pero también el periodismo.

Mucho se ha hablado, y seguramente se seguirá hablando, de la necesidad de replantear la relación de los adultos con los adolescentes. Hace mucho que se nota en los padres de este grupo etáreo una especie de miedo al rechazo que los lleva a permitir, tal vez inconcientemente, que sean los chicos los que se construyen sus propios límites.

Claro que no siempre las cosas terminan tan dramáticamente como ocurrió con la joven argentina asesinada en Uruguay pero el descontrol que hoy suponen los modos de diversión adolescentes y las dificultades de los padres para evitarlo son  sólo una muestra de lo que hablamos.

Será entonces un tema que, aunque nos resulte incómodo y suponga una tarea hasta titánica, tendremos que encarar antes que sea tarde.

Como tendremos que resolver, por fin, una cuestión que los propios interesados ha convertido en tabú: los alcances de la libertad de prensa.

El caso Lola puso en evidencia, una vez más y por si hiciese falta, la irresponsabilidad, falta de preparación y carencia de límites morales de quienes se supone deben cumplir la misión de informar a la población.

La cantidad de suposiciones, afirmaciones, especulaciones y acusaciones que se hicieron sobre el entrono familiar de la joven, dando por cerrado un caso en el que tanto el juzgado como los investigadores se cansaron de solicitar prudencia, demuestra la frivolidad propia de la incultura y la falta de preparación que desde hace mucho caracteriza a esta profesión.

La carrera por la primicia libera la irresponsabilidad hasta niveles impensados, olvidando que primicia supone la posibilidad de ser el primero que da una noticia…no un invento.

Como en tantos otros casos la imágen del periodismo nacional queda dañada, manchada y por cierto criticada. Lo que de por sí marca una tendencia que nos duele y nos avergüenza a todos los que ejercemos esta profesión.

También en esto hay mucho que replantear, más que debatir y otro tanto para resolver.

Los límites de la libertad de prensa son algo demasiado importante para dejarlos tan sólo en manos de los periodistas.