Francia obró el milagro que nadie se creía y dejó huérfana la Copa del Mundo tras eliminar a España en un partido en el que la selección siempre fue a remolque y que se decidió en los últimos dos minutos.
Ahí, los nervios del anfitrión fueron un peso inabarcable para una España sin ideas y superada por el momento que dice adiós al torneo y a las medallas.
Dos fogonazos de Diaw y Lauvergne desde más allá de la línea de triple nada más comenzar el partido dejaban claro que el encuentro no iba a tener nada que ver con el de la primera fase. La puesta en escena de Francia era de verdad (8-0, min. 3), aunque fue la mala primera mitad de España la que terminó por hacer creer a los galos que podían llevarse la victoria.
Lejos de su mejor versión, la selección deambuló por la pista durante los dos primeros cuartos, en los que la mejor noticia fue irse a los vestuarios con solo siete puntos de desventaja (35-28). El tiro exterior, como le había pasado durante el resto del Mundial, seguía sin funcionar, pero esta vez tampoco lo hacía la pintura. Los problemas se le amontonaban a Orenga, que buscaba sin éxito una solución en el banquillo. Hasta siete hombres habían jugado ya en el primer cuarto y no había reacción, mientras Francia continuaba anotando con facilidad y dominando el rebote.
Diaw, el más listo de los jugadores franceses, se convirtió en el epicentro de las operaciones galas. El balón se movía siempre a su alrededor y de sus manos nacieron gran parte de los puntos con los que Francia silenció el Palacio durante muchos minutos. La afición despertó justo antes de empezar la segunda parte.
Reacción tras el descanso
De pronto, el Palacio se tiñó de rojo y brilló una luz tenue. Fogonazos de nuevo, pero esta vez en el bando local. Unidos en una piña, Navarro ejerció de capitán y elevó la vista de sus compañeros hacia la grada, donde diez mil gargantas gritaban al unísono. Daba igual lo que hubiera pasado en el vestuario, esa fue la vitamina de España. El resorte que encajó en el engranaje para cambiar un poco el panorama.
Pau Gasol, desaparecido hasta el momento, enganchó de nuevo al equipo al partido, aunque siempre sin la chispa de otros días, como si la lesión que había arrastrado en silencio desde el partido de Senegal le lastrara el rendimiento. Sí la tuvo Navarro, que se echó el equipo a la espalda para terminar de igualar el duelo con un triple y una «bomba»marca de la casa (39-39, min. 25). Resonaba aún su nombre en el Palacio cuando se montó una batalla campal en la pista. Una falta de Marc en ataque desató una trifulca que acabó con Llull en el suelo. La antideportiva le cayó a Pietrus y con el tiro libre posterior Llull ponía por primera vez a España por delante en el partido.
Un final sin ideas
Un liderato efímero, que Fournier y Diaw devolvieron a Francia con un parcial de 7-0 que puso muy cuesta arriba el pase para la selección (51-46). El triple del pívot –que acabó con 15 puntos– encendió las alarmas en el banquillo de Orenga y el técnico puso en cancha a su cinco titular. Se encomendó a ellos en los cinco minutos finales, sin táctica. Solo valía el corazón y con eso no fue suficiente. AEspaña se le escapó el partido que nadie esperaba. Un adiós al Mundial de la manera más dolorosa. En casa y ante el rival más incómodo. Un gatillazo en toda regla que pone en duda los cimientos del equipo de cara al futuro.
La ficha del partido
FRANCIA: Heurtel (13), Batum (9), Gelabale (9), Diaw (15) y Lauvergne (4) –quinteto inicial–; Diot (4), Jackson (-), Fournier (4), Pietrus (2) y Gobert (5).
ESPAÑA: Rubio (4), Navarro (10), Rudy Fernández (6), Pau Gasol (17) y Marc Gasol (3) –quinteto inicial–; Sergio Rodríguez (-), Llull (5), Calderón (5) e Ibaka (2).
PARCIALES: 15-15, 20-12, 7-15 y 23-9.
ÁRBITROS: Lamonica (ITA), Aylen (AUS) y Latisevs (LAT). Sin eliminados.
PABELLÓN: Barclaycard Center de Madrid. 13.673 espectadores.