Generación Dorada por siempre 

Es cierto que fue doloroso ver el podio en la premiación sin la presencia de Argentina, pero no hay que perder de vista que mantenerse en la elite mudial durante una década no es para cualquiera. Sólo las grandes potencias históricas pueden lograrlo y entre ellas está nuestro seleccionado.

Por Florencia Cordero  (Enviada Especial a Londres 2012)

La participación de la selección argentina de básquetbol en Londres 2012 dejó un sabor muy amargo en lo que fueron las primeras sensaciones tras la derrota ante Rusia en la definición por la medalla de bronce. Pero en un país exitista como Argentina, los seguidores y los fanáticos (los entendidos y los neófitos) reconocieron el valor de mantener el prestigio con una identidad propia por encima del mero resultado deportivo. 

También lo entendió así ese público que se suma sólo para los Juegos Olímpicos y lo único que espera es festejar la obtención de una medalla. En el contexto de una delegación argentina con escasas posibilidades de podio, la Generación Dorada fue a Londres con ese objetivo. Y estuvo a un paso. No hay nada que reprochar, pero dificilmente los jugadores puedan asimilar de un día para el otro la tristeza que les representó no poder colgarse la medalla de bronce. Así como quedó clavada la espina del triple errado por «Chapu» Nocioni en la semifinal contra España en el Mundial de Japón 2006, también quedará grabada la batalla perdida ante Rusia que dejó a Argentina afuera del podio en Londres, justo en lo que seguramente será el último torneo importante de Manu Ginóbili con la selección argentina. Aunque eso está por verse. 

El escolta bahiense es un ganador nato y muchas veces afirmó que «cuanto más ganás, más querés ganar». La inconsolable desazón de Manu en el final de su participación olímpica no sería la mejor manera de terminar una brillante carrera con la celeste y blanca. Pero para tener una definición al respecto deberá correr todavía mucha agua debajo del puente. El calendario internacional propone un Premundial en 2013 con sede a designar (podría ser Venezuela) clasificatorio para el Mundial de España 2014. Hay tiempo para que madure una decisión, pero la situación da para pensar que Ginóbili quiere algo más con la selección nacional. Por su parte, el gran capitán Luis Scola se cansó de repetir que Londres no era ninguna despedida. Siempre remarcó que «puede ser que alguno no juegue más, pero eso fue pasando en todos los torneos».  

Los Juegos Olímpicos mostraron además que ya no se puede hablar de «un jugador que promete» cuando se hable de Facundo Campazzo, el orgullo de Peñarol, quien ya demostró con creces que su aparición en la escena internacional es una enorme realidad. Deberán acoplarse y crecer con el equipo otros jugadores como el marplatense Marcos Mata, Nicolás Laprovíttola, Marcos Delía, Franco Giorgetti o el también marplatense Patricio Garino. 

El recambio y la transición natural va aportando nuevos valores al equipo argentino y eso ilusiona a quienes creemos que la Generación Dorada es una denominación ganada por algunos apellidos ilustres del básquet argentino, pero que sus valores trascenderán en el tiempo con otros intérpretes que sabrán mantener esa identidad de juego que llevó a Argentina a ser respetada por el básquetbol mundial. 

En Londres 2012 se cortó la seguidilla de medallas que se inició con el oro inolvidable en  Atenas 2004 y continuó en Beijing 2008 con el bronce, pero sigue intacto el espíritu de solidaridad y entrega que se mantuvo indeleble durante más de diez años.