Como ya es norma en estos casos la Comisión de Legislación resolvió cederle las facultades el intendente para que resuelva el aumento e insista ante Nación en un incremento de los subsidios.
Ya hace muchos años que el HCD resolvió lavarse las manos en lo referente a los sucesivos aumentos de la tarifa del transporte urbano de pasajeros. En tiempos en los que la sospecha se había instalado en el cuerpo -sucesivos escándalos habían puesto en evidencia regueros de sobres deslizados por debajo de la mesa por las empresas para conseguir sus objetivos- la costumbre de delegar en el intendente la facultad de fijar tarifa pareció un paño frío para tantas versiones y/o realidades que, es bueno no olvidarlo, terminaron con ediles y empresarios presos y algunos otros con sus carreras públicas definitivamente truncadas.
Pero claro, lo excepcional siempre llega para quedarse y ahora es invariablemente el jefe comunal quien debe resolver cuanto, como y desde cuando varía el precio que los marplatenses y batanenses deben pagar para viajar en el servicio público.
Con lo que los debates en el Concejo se convierten en simples torneos de oratoria -en la que cada cual cumple un papel determinado y previsible que ya ni siquiera interesa a nadie fuera de las irreales paredes de un recinto generalmente vacío de ideas y de público- y todo queda circunscripto a saber cual será el número que el Ejecutivo le pondrá a la pretensión empresaria.
El incremento del boleto $ 74,38 había sido aprobado en la comisión de Movilidad y ahora habrá que esperar si, una vez cedidas las atribuciones, Guillermo Montenegro opta por tomar ese valor o dispone algún otro que podría ser levemente menor. Sea cual fuese el precio político que deberá pagar el jefe comunal no será poco: el valor aparece hoy como inalcanzable para el bolsillo de los usuarios de colectivo que son, justamente, quienes integran el sector económicamente más golpeado de la sociedad.
Y los concejales prefieren mirar para el costado y alejarse del centro de la escena silbando bajito…
En esta oportunidad la Comisión de Legislación acompañó un dictamen de Acción Marplatense para cederle esas facultades bajo la condición de insistir ante Nación en un incremento de los subsidios. Una fórmula suficiente para poner en marcha el acuerdo político entre el montenegrismo y el pultismo, que vio a luz la semana pasada, y que mueve el tablero político local fortaleciendo a unos y descolocando a otros que ya «se hacían los rulos» pensando en el valor de su mano alzada. Algo que ahora, a la luz de la negociación entre ambas fuerzas, torna en abstracto: están los votos para imponer rápidamente esa delegación y la condición incluida por el partido local es solo a los efectos de legitimar un viejo reclamo que le perteneces y que en los últimos tiempos parecía querer cambiar de dueño.
El escenario está listo, el decorado ubicado en su lugar, los actores de reparto ensayando sus parlamentos y el protagonista esperando que le griten que ya debe salir a escena.
Ah…abajo el público espera expectante saber cuanto va a salirle la entrada…