Julio Lamas: «Japón es culturalmente lo opuesto a Argentina»

El entrenador argentino de la selección de básquet de Japón contó desde Tokio en Radio Brisas los detalles de su alucinante experiencia personal y profesional en tierras niponas.

En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa «Un Lugar en el Mundo» de Radio Brisas de Mar del Plata, el ex coach de la selección argentina, Julio Lamas, remarcó la importancia de los valores de la sociedad japonesa, dio detalles de su adaptación y se refirió a los objetivos deportivos de tan desafiante experiencia.

-A más de un año de estar allá, ¿ya te acostumbraste plenamente al ritmo de vida japonés?

-La vida cotidiana es totalmente distinta. Japón es culturalmente lo opuesto a Argentina. Estamos del otro lado del mundo en todos los sentidos.  En mi trabajo con la selección tuve que conocer primero el básquet japonés y después entenderlos. Estoy tratando de cumplir con eso y, además, hacerme entender.

-¿Con qué barreras te encontraste principalmente a la hora de la comunicación más allá de la idiosincrasia?

-En mi trabajo con la selección tuve que conocer primero el básquet japonés y después entenderlos. Estoy tratando de cumplir con eso y, además, hacerme entender. La comunicación es el primer obstáculo con el que permanentemente convivo para poder hacer mi tarea. Tengo un traductor permanente y un asistente inglés-japonés que además es entrenador. Hacemos partidos y entrenamientos en inglés, pero cuando hay reuniones más largas hacemos la traducción español-japonés.  Con ninguno de los jugadores me sirve mi lengua principal que es el español y eso es algo para lo que me tengo que preparar todos los días. Hay un avance en la relación con los jugadores. Para fortalecer el vínculo, organizo alguna reunión para conocerlos un poco más como personas. Ya hay cinco jugadores del equipo que hablan inglés y eso facilita la comunicación.

-Llegás a Japón como un entrenador consagrado, ¿te tratan como una celebridad los japoneses que son tan respetuosos con los extranjeros? 

-Ellos respetan a todo el mundo. Son amigables, considerados con el extranjero, respetan mucho a los viejos y a las jerarquías. En mi caso, respetan mucho mi experiencia como entrenador. El siguiente paso que estoy tratando de dar es acercarme, entenderlos y generar una confianza para poder hacer mi trabajo. Cuando dirijo en Argentina trato de que los jugadores mantengan el juego de conjunto y respeten los sistemas establecidos. Acá tengo que animarlos a que tomen decisiones, que tengan una rebeldía responsable y que sigan su instinto.

-¿Cómo es tu movimiento en la ciudad?, ¿dónde está tu casa?, ¿cómo te trasladás?

-Vivo en Iidabashi, una zona donde está el Tokyo Dome, un estadio para 70.000 personas donde juega un equipo de beisbol y hay muchos eventos. Es frente al Parque Korakuen que tiene 600 años. Tokio es una ciudad zarpada, muy segura, moderna, con mucha tecnología aplicada a la vida cotidiana. Es sorprendente. Con muchas oportunidades de cultura y entretenimiento. La gente es muy amigable. Es una ciudad hermosa para vivirla. En primavera y verano me gusta mucho caminar por Tokio. Es una buena manera de conocer la ciudad.

-Es apasionante el desafío profesional, pero… ¿cómo lo estás viviendo desde lo personal?

-Mi familia estuvo durante enero y febrero y yo fui dos veces a Argentina. Es una situación bastante privilegiada. Estoy enriqueciéndome más como persona que lo que me imaginé antes de venir. He incorporado varias cosas que me han hecho mejorar. Los japoneses son fanáticos del cuidado y la limpieza del espacio propio. En Japón incorporé hábitos de los mejores como no interrumpir al que está hablando, escuchar a la persona, pensar lo que dijo y después contestar. Es notable el respeto que tienen por los viejos, por los espacios comunes. Es una experiencia súper interesante. Vas al shopping, ponés el auto en un lugar y se lo lleva una máquina. Cuando salís, una máquina te lo trae y te vas. Ellos tiene un país más avanzado que está bueno conocer.

-¿Es verdad que los japoneses trabajan tanto que no se permiten disfrutar?

-Acá el trabajo es algo central y prioritario en las personas. A veces hay una excesiva presencia en el lugar de trabajo porque son de una calidad ‘premium’ en sus salas, los edificios. Y las casas son bastante pequeñas. No existe el lugar perfecto pero se ve una gran confianza en el Estado: educación, salud, seguridad. Aunque son miles que van todos juntos a tomar un tren, nunca hay un problema ni algún elemento de tensión.

-¿Tenés esa tentación de ver qué podríamos incorporar en Argentina de lo que se vive en Japón?

-Trato de enriquecerme individualmente para mejorar. Somos tan distintos. El sentido común es tan diferente que creo que no podríamos incorporar ninguna cosa de Japón en Argentina. El comportamiento empieza con la educación en el jardín de infantes. Querer copiar cosas de un comportamiento colectivo entre Japón y Argentina está más cerca de la fantasía que de la realidad.

-¿Con qué potencial te encontraste desde lo deportivo en la selección de básquet de Japón? 

-Desde que llegué estamos tratando de subir el promedio de estatura para hacer un ‘upgrade’ en la talla en todas las posiciones. En la ventana anterior jugó por primera vez en mayores un joven de 20 años que se llama Hachimura y debutó un americano nacionalizado de 2,10 metros que nos dio una mejora. Esperamos a un joven que completó la universidad, Yuta Watanabe, alero de 2,02 metros. Estos dos jóvenes, Watanabe y Hachimura, más la llegada de un nacionalizado han reforzado al equipo para mejorar el nivel. Con los Juegos Olímpicos en el horizonte acá en Tokio, más el Mundial 2023 y el desarrollo de la Liga con la capacidad de sponsoreo del deporte, creo que va a crecer el básquet japonés. Tratamos de incrementar el entrenamiento físico, mejorar la alimentación y tratar de incorporar un estilo de básquet FIBA porque los japoneses, como admiradores de la NBA, copiaban cosas que no tienen habilidades para concretar. La clasificación al Mundial la tenemos complicada. Lo vamos a intentar, pero no tenemos margen de error. Estamos jugando bastante mejor que antes. Hemos ganado un gran partido ante Australia que nos hizo esperanzar con que podemos crecer.

-¿Pensás en lo que sería tu presencia en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio como entrenador de la selección local? 

-Tokio 2020 es una de las cosas que me motivó a venir y es el gran objetivo de la Federación. Pero no le dedico tiempo a visualizar lo que sería el Juego Olímpico. Algunas veces he usado Tokio 2020 como motivación para algunos jugadores jóvenes para que trabajen para llegar y hacer un papel digno en una experiencia única que merece ser vivida. Los dos Juegos Olímpicos en los que participé son las experiencias más importantes de mi vida entera en el deporte y como persona desde el punto de vista humano. Lo más increíble y fantástico que me ha tocado vivir.  Creo que los Juegos Olímpicos en el horizonte han motivado toda esta movida del básquet en Japón.

-En la vorágine del trabajo y de semejante experiencia personal, ¿hay tiempo para extrañar o añorar algunas costumbres en lo cotidiano?  

-Mantengo mis costumbres como el mate y cosas que como, me junto con argentinos como Guillermo Samso, asistente de Juan Esnaider que está dirigiendo acá. Hay momentos en los que extrañás y las emociones y los estados de ánimo van para donde deciden. Esto no es gratis y no es todo lindo. En definitiva, soy un argentino que está viviendo en Tokio una parte de su vida.

A continuación, la nota completa en Radio Brisas: