(Redacción). La Presidente dio a conocer una carta tan larga como incoherente en la que termina autoinciminándose gravemente en la muerte de Nisman.
Una larga, insólita y preocupante carta de la Presidente hace crecer las sospechas sobre su administración: su intención de inculpar al muerto y al Grupo Clarín sólo se explica en la necesidad de desviar la investigación de la convicción de la justicia acerca de que el gobierno está detrás de la muerte.
Las «preguntas» de Cristina, tan obvias como disparatadas, tienen respuestas tan claras que sólo dejan espacio para la sospecha acerca de una maniobra de manipulación que agranda la percepción general de que en Balcarce 50 se sabe mucho más de lo que se dice…o se puede decir.
Y aquí es donde comienzan los interrogantes:
«¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de Enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el 1ro de Enero y debían finalizar más allá del 20?», se pregunta la Presidente.
Y la respuesta es obvia: Nisman fue notificado por sus colaboradores acerca de la resolución que se disponía a firmar Gils Carbó para apartarlo de la causa AMIA antes del final de la feria.
Por eso retornó de urgencia al país y por eso presentó, también de urgencia, la denuncia contra Cristina. Sabía que de esa forma era él quien marcaba la cancha aún que fuese apartado de la conducción de la instrucción.
«¿Quién puede creer que alguien que tenía tan grave denuncia institucional contra la Presidenta, su Canciller, que profesa la Fe Judía y es Judío, o contra el Secretario General de una organización juvenil que cuando ocurrió el atentado estaba en 5to año del secundario, se fue de vacaciones y de repente las interrumpe y en plena feria judicial, sin avisarle al Juez de la causa presenta una denuncia de 350 fojas que evidentemente debía tener preparadas con anterioridad?
¿O será que alguien se las dio cuando volvió? Que por una de esas raras casualidades es al día siguiente de la marcha en Francia por los actos terroristas en Paris», continuó interrogándose.
Un disparate propio del cada vez más preocupante estado mental de la mandataria. Los más de 300 CD con las grabaciones incriminatorias fueron logrados por Nisman -algo que despertó la furia de Canicoba Corral- y el patético intento de enlazar el hecho con el atentado en París sería irrelevante si no pusiese por fin en evidencia que la orden al Canciller de no concurrir oficialmente a la marcha tiene que ver con la adhesión política del kirchnerismo a los autores del atentado. ¿Porqué si no la teoría de la represalia?.
«Como decía al principio: interrogantes que el Poder Judicial DEBE investigar, como también el hecho quesea un empleado de la fiscalía el que le suministra el día sábado el arma calibre 22 que le provoca la muerte. ¿Para defensa? ¿Un arma calibre 22? Cuando el fiscal vivía en la Torre Le Parc de Puerto Madero, con sistemas de vigilancia inteligentes, con códigos de ingreso, monitoreo de cámaras y custodia constante de Prefectura, y contaba además con custodia propia de 10 agentes de la Policía Federal». termina afirmando la Presidente en esta parte de la carta que en honor a la verdad es la única merecedora de análisis ya que el resto de la interminable misiva se dedica a una especie de onanismo intelectual en el que Cristina cuenta experiencias personales, muchas de ellas de dudosa probanza, pero que no tienen que ver con otra cosa que el «cristino-centrismo» universal que la aqueja desde siempre.
Debería saber la jefa de estado, si no fuese porque ella y su marido fueron en tiempos del Proceso dos grandes protegidos de la Dictadura a quien dotaron de los negocios y la información que les era solicitada, que un hombre que toma conciencia que quienes deberían cuidarlo están ahí para limitarlo o eliminarlo termina por aceptar que cualquier calibre es válido para subsistir.
Cosas que son más de las víctimas que de los victimarios…por eso cristina no lo entiende.