Christine Lagarde, la primera mujer al frente del FMI, está hoy en boca de todos tras ser imputada por la justicia francesa de «negligencia» en el registro de un arbitraje polémico conocido como el «caso Tapie». Pero hace poco más de un año, Lagarde era sinónimo de la mujer que hacía temblar la economía española con sus exigencias de recortes y austeridad.
Abogada de negocios en Estados Unidos y ministra de Economía durante la etapa de Nicolás Sarkozy, es hija de maestros y madre de dos hijos. Pionera en un mundo de hombres, consiguió hacerse en menos de una década una hueco entre el alto poder.
Sucedió a Strauss-Kahn, envuelto en un torbellino de problemas legales
Pero ahora este ascenso meteórico podría haber encontrado el bache capaz de frenarlo. Según las acusaciones de la Justicia francesa, el magnate francés Bernard Tapie habría recibido una concesión de 400 millones de euros para poner fin a una polémica disputa entre él y Credit Lyonnais por la venta de equipo deportivo de Adidas. Un caso en el que suenan para el banquillo nombres como el de Lagarde y Sarkozy.
Christine Lagarde fue propulsada a la cabeza de la institución financiera internacional en julio de 2011, sucediendo a otro francés, Dominique Strauss-Kahn, quién tuvo que salir por la puerta trasera envuelto en un torbellino de problemas legales con Estados Unidos.
Alejada de la realidad de los mortales
Estados Unidos ocupa un lugar especial en su carrera profesional. Allí se formó durante un año y, también sería al otro lado del Atlántico, años más tarde, donde se convertiría en la presidenta de la firma de abogados Baker & McKenzie. En 2007 se pasó a ser la primera mujer al frente del ministerio de economía de Francia hasta 2011, donde batió el récord de longevidad en el puesto.
Su periodo de adaptación no pasó sin algunos baches. En 2005, recién entrada en la cartera gubernamental de Comercio Exterior, calificó el Código de Trabajo de Francia como «complicado» y «pesado». Dos años más tarde se encontraría a la cabeza de Economía. En medio de los crecientes precios del combustible, hizo un llamamiento a los franceses a «utilizar sus bicicletas». Una polémica declaración que ayudó a dar forma de una imagen de mujer a veces en desacuerdo con la realidad de la gente común.
En cuanto a su vida privada, Lagarde ha sido siempre una mujer discreta aunque sí se ha permitido alguna que otra escapada con su compañero Xavier Giocanti, un empresario de Marsella. Vacaciones que la han llevado de las páginas salmón de economía a las amarillas de la prensa del corazón.