LAS NUEVE FOTOS NUNCA VISTAS DE DAVID Y GOLIAT

Si David y Goliat hubiesen peleado diez veces es posible que en nueve de ellas hubiese ganado el gigante. Pero justo ese día estaban los fotógrafos y la estampita fue para David.

El gobierno se probó la pilcha de Goliat cuando allá por 2011 cosechó el 54 % de los votos. Nada hacia suponer por entonces que tan poco tiempo después trocaría en un escuálido David que a diferencia de la figura bíblica no encarna la virtud sino la grosería prepotente del soldado filisteo.

Y ya sabemos que no hay nada más irracional que un alfeñique agrandado, máxime cuando se cree un gigante.

¿Qué necesidad tenía el gobierno de involucrarse en la causa Nisman con las presunciones  investigativas de Cristina y sus diagnósticos de las primeras horas?.

¿Para qué apurar la designación de cuatro fiscales cautivos dando a la sociedad un mensaje que aún esperado no deja de ser chocante?.

¿De qué sirve agraviar a opositores, descalificar testigos antes de que presten testimonio, descalificar el trabajo de Nisman antes que se pronuncie la justicia y emprenderla a los gritos contra todo el que piense distinto?.

¿Qué rédito puede existir en amenazar a quienes participen de la marcha en vez de mantener una prudente distancia que muestre la imagen de una administración preocupada por la seguridad pública de sus ciudadanos, aún no compartiendo los motivos de la manifestación?.

¿Qué inteligencia hay en repetir cadenas nacionales cada 24 hs.tan sólo para dejar en evidencia el desprecio por el 80% de los argentinos que, vayan o no, apoyan la marcha de hoy?.

La respuesta es obvia: son las actitudes de un David escuálido que sigue creyendo que aún es el Goliat gigante.

Y que no se dá cuenta que ahora le toca protagonizar las otras nueve batallas; las de la lógica que indica que será el gigante quien termine con su adversario.

Un gigante con cara de gente común, de la que no sale en la estampita pero es necesaria para que las cosas no se olviden y las tradiciones orales sigan vigentes.

Como aquella que dice que todos los gobernantes que pretendieron dibujar la realidad a su gusto terminaron estrellándose contra ella y convertidos en caricaturas de su propia historia.

Como hubiera terminado el escuálido David si se autoconvencía de que era más gigante que Goliat.

Aunque justo ese día…el fotógrafo haya faltado.