En el momento de escribir estas líneas la pequeña sonda Philae vive los que podrían ser sus últimos momentos de vida útil sobre el cometa Churyumov-Gerasimenko.
Después de un aterrizaje accidentado que la llevó a dar dos botes sobre la superficie de Chury -¡uno de ellos con un vuelo de más de una hora de duración!- antes de posarse de costado sin poder fijarse al suelo, el equipo de Philae trabaja contrarreloj para hacer funcionar todos los instrumentos científicos antes de que la batería principal muera. Y es que lamentablemente Philae ha caído en una zona con muy poca iluminación y no es capaz de recargar sus baterías. La sonda está usando su batería no recargable, diseñada precisamente para que pudiese completar su misión primaria en una situación como esta.
Puede que en unas pocas horas Philae deje de funcionar, pero durante sus últimas horas no ha parado de hacer ciencia. Anoche el control de tierra intentó desplegar el penetrómetro MUPUS, una sonda dotada de un martillo percutor para clavarse al suelo capaz de medir la temperatura y cohesión del suelo. Después de un primer intento infructuoso, MUPUS pudo ser desplegado correctamente (los arpones que debían haber anclado a Rosetta al suelo también formaban parte de este experimento, aunque se encuentran en una zona distinta de la sonda).
Una vez que quedó patente que la situación energética era grave, el control de la misión decidió jugarse el todo por el todo e intentó levantar la sonda con los tornillos SESAME para permitir una mejor iluminación de los paneles. Parece ser que la maniobra fue un éxito y Philae logró elevarse unos 4 centímetros al mismo tiempo que el cuerpo principal rotó unos 35º. Pero no ha sido suficiente y las baterías siguen descargándose. Se necesitan unas cinco horas de luz solar solamente para mantener la temperatura de la batería por encima de los 0º C y Philae no está obteniendo siquiera esta potencia. Para las operaciones científicas diarias se necesitan unos 60 W y Philae apenas logra 1 W durante una hora y media al día, con picos de 4 W durante 20 minutos aproximandamente. Tras la maniobra, la cámara ROLIS que apunta a la parte inferior de la sona tomó una fotografía para comprobar si Philae se había movido.
Ante este panorama, los científicos de la misión han llevado a cabo un programa de ciencia exprés y han intentado sacarle todo el provecho posible a la sonda. A pesar de las condiciones desfavorables se decidió activar el taladro SD2 (Drill, Sample, and Distribution) y, contra todo pronóstico, funcionó y ha logrado llevar muestras al instrumento COSAC (COmetary SAmpling and Composition), un espectrómetro y cromatógrafo. Al mismo tiempo se ha activado Ptolemy, un espectrómetro de masas capaz de medir la composición isotópica de los materiales de la superficie que, junto con COSAC, son los dos instrumentos estrellas de Philae. Ptolemy incluye 26 hornos para muestras, algunos de los cuales pueden calentarse hasta 800º C. El espectrómetro de rayos X APXS también ha funcionado, aunque los primeros datos indican que la cubierta protectora no se ha desplegado, puesto que los resultados enviados coinciden con una muestra de metal similar a la composición de la cubierta (titanio y cobre). El instrumento CONSERT, que funciona en conjunción con otro instrumento similar a bordo de Rosetta, ha seguido enviando datos hasta el final, lo que permitirá determinar con mayor precisión la localización actual de la sonda sobre la superficie.
¿Estamos ante el fin de Philae? No necesariamente. Cuando los niveles de energía se aproximen a cero la pequeña sonda entrará en hibernación. A medida que Chury se acerca al sol aumentará la cantidad de luz solar que alcance al cometa y quizás en cinco o seis meses la sonda pueda resucitar… siempre y cuando sus paneles solares estén libres de polvo.
Al mismo tiempo que Philae lleva a cabo su programa científico de choque, el equipo de Rosetta ha logrado captar la huella que dejó la sonda en el primer lugar de aterrizaje al impactar con una velocidad de 1 m/s, una velocidad que se redujo a 0,38 m/s para el segundo rebote. El instrumento ROMAP detectó perfectamente los botes de la sonda.