Macri pintó un cuadro y ahora tiene que hacer que tome vida

Por Adrián Freijo – El país que expresó el presidente es una Argentina que seguramente entusiasmará a todos. Pero quedaron muchas puntas sueltas, dudas y temores acerca de un acuerdo.

Estaban todos; empresarios, funcionarios, gobernadores, sindicalistas, representantes de las diferentes iglesias. Todos…

Tal vez esperaban algunas precisiones que rápidamente Mauricio Macri adelantó que no daría. Parte de la estrategia del gobierno consiste en llegar a la mesa de diálogo con proyectos cerrados y fundamentados que no hayan pasado antes por la zaranda de los trascendidos mediáticos, la presión de los lobbies y las filtraciones.

Además, dicen cerca del presidente, hay algunas cosas que aún no están cerradas o que por su dureza no convencen demasiado al ala política del gobierno, siempre recostado en la gradualidad.

La desaparición del déficit fiscal será la madre de todas las batallas, porque de su éxito dependerán todos los demás puntos presentado por el mandatario. En una situación fiscal equilibrada será más fácil mantener una inflación baja, recomponer al estado y sostener sólidamente los sistemas de salud, seguridad, educación y  previsional. El objetivo parece estar hoy muy lejos: a un punto por año hará falta una década para poder lograr el resultado.

No parece tampoco muy fácil lograr la adhesión, más allá de las palabras, de los gobernadores. Reducir el gasto representará para ellos un ajuste que necesariamente acotará su poder real.

Si lo hacen en el gasto político caerán en un abismo de confabulaciones y operaciones en su contra; si por el contrario lo hacen en lo referido a los servicios públicos, el descontento se verá reflejado en forma de pérdida de caudal electoral. Es que en la mayoría de las provincias argentinas el gasto real duplica año a año lo presupuestado.

No se equivoca el presidente cuando se sorprende de la cantidad de obras sociales y organizaciones sindicales que existen en el país. Pero sabe que tocar ese avispero puede tener un alto costo en aguijonazos. Él mismo lo demostró en el inicio de su gestión cuando dio a los gremios aquellos $20.000 millones que la propia Cristina les negaba desde hacía más de un lustro.

Hoy, fortalecido políticamente, Macri elabora en su cabeza una estrategia «compensatoria»: achicar las organizaciones y concentrar las obras sociales, fortaleciendo a los gremios grandes que deberán en contrapartida disminuir costos y permitir mejores prestaciones con menos aportes. Claro que para ello deberá confrontar con pequeñas organizaciones combativas que en principio no parece que vayan a ceder mansamente su representatividad.

«Un cuadro toma vida ante la presencia de un espectador sensible, en cuya conciencia se desarrolla y crece»decía Mark Rothko aquel genio letón que representó al movimiento contemporáneo del expresionismo abstracto.

Si así fuese, para que el cuadro de la nueva Argentina pintado por Mauricio Macri tome vida será necesario que todos los que hoy aplaudían en el CCK hayan sido «espectadores sensibles» y que la idea se desarrolle y crezca en cada uno de nosotros.

¿Será posible?…el tiempo lo dirá.