Los sacaron del agua para ponerlos a custodiar las calles y hacer operativos de tránsito. «No somos policías» dicen enojados. Una serie de renuncias de oficiales demuestra el malestar.
El gobierno decidió quitarle patrullajes en la mar y volcar más efectivos a la seguridad urbana. El malestar se tradujo en algunas renuncias de cuadros recién ascendidos.
La Prefectura nunca asumió como un rol gratificante hacerse cargo junto con otras fuerzas, como la Gendarmería, de la seguridad ciudadana. Una de las zonas que más efectivos demandó fue sin suda la del Gran Rosario, acosada por el narcotráfico.
Durante el kirchnerismo se le volcaron muchos recursos económicos a la fuerza, que ahora el gobierno de Macri quiere controlar por falta de confianza y por la escasez de resultados en el combate del narcotráfico por vía marítima.
En contra peso, se le dará a la Armada la custodia de mayores áreas de patrullaje por mar, abasteciéndola con la compra de cinco lanchones con tecnología de punta.
La Prefectura venía haciendo patrullajes de control entre las 12 y 200 millas náuticas. Ahora se le restringirá las zonas de control.