Mientras Argentina juega todas sus cartas a una asociación China cae en peligroso endeudamiento

Cualquiera diría que, a primera vista al menos, las potencias económicas -esto es los países más ricos del mundo- no tienen ni deberían tener problemas en materia de endeudamiento. Pero no es ciertamente así; los tienen, como veremos enseguida. Empecemos por el caso particular de China, cuya deuda total equivale hoy al 250% de su PBI -en rigor, al 251% a fines de junio-.

El ritmo de crecimiento del endeudamiento chino ha sido, por lo demás, bastante veloz. Basta comparar la relación mencionada con la del cierre del 2008, hace tan sólo seis años, que era de apenas un 147% calculado sobre el PBI chino de aquel entonces. O con la del cierre del año pasado, de sólo el 234%. Y este ritmo veloz de crecimiento de la deuda soberana preocupa porque, como recuerda Jamil Anderlini, del «Financial Times», al menos en otras economías emergentes esto ha estado -algunas veces- acompañado de cierta inestabilidad económica.

Las cosas no son así en los países ricos, como Estados Unidos, donde esa relación entre la deuda y el PBI era también alta: del 260% a fines del año pasado. O Gran Bretaña, donde alcanzaba el 277%. O como ocurre también en Japón, donde representa nada menos que el 415%, lo que no deja de preocupar desde que ésa es, claramente, la peor de las relaciones entre la deuda y los PBI de todos los países desarrollados.

En China esto se evidencia a través de algunas señales, como la multitud de viviendas que aún no han sido ocupadas. Así como la sobrecapacidad productiva que aparece evidente en diversos sectores básicos como el del acero y el del cemento.

La pregunta es por qué puede haber sucedido esto. En general, la respuesta es que éste, el del endeudamiento, ha sido el mecanismo al que se ha recurrido para mantener el ritmo de crecimiento y compensar así la caída de precios en algunos de los mercados inmobiliarios de China, evitando de esa manera una brusca desaceleración de la economía.

Recordemos que, de crecer anualmente al ritmo del 14,2% del PBI, en el 2007 China ha pasado a hacerlo ahora a una tasa menos dramática del 7,5% anual.

No obstante, el tema de la deuda soberana de China no es quizás tan preocupante, particularmente si se advierte que la mayor parte de la misma ha sido contraída con acreedores domésticos, por oposición a externos. Relativamente, más fácil de manejar, entonces. Pero lo cierto es que una buena parte de esa altísima deuda soberana se dedica a mantener al día deudas anteriores, lo que está lejos de ser el ideal.