Opinión – El crimen de un taxista pone en evidencia a una sociedad enferma

PALABRAS Y VALORES

Un nuevo crimen cometido en la persona de un trabajador del volante pone en evidencia que el problema de los argentinos, y de los marplatenses por supuesto, va mucho más allá de la ya insostenible inseguridad. La confusión, la perversión de colocar a la muerte en una “escala de valores” que la hace más o menos justificable y la falta de sentido de comunidad que emergen en este caso son en realidad expresiones cotidianas de una sociedad enferma.

Por Adrián Freijo

Por Adrián Freijo

A pocas horas del hecho –que disparó un paro de taxis que continuaba este mediodía a la espera del entierro de los restos del trabajador- el titular de Seguridad Municipal Adrián Alveolite,  afirmó que el chofer  asesinado el domingo no era un taxista, era un chapista con antecedentes penales”.

Las poco felices palabras del funcionario dejaron en evidencia que para el mismo el valor de una muerte en hechos de violencia estaría regido por una especie de escala que resulta difícil de comprender para quienes vivimos alarmados por el crecimiento del fenómeno en la sociedad lugareña.

¿Es qué la responsabilidad por los casos de justicia por mano propia, ajuste de cuentas, homicidios en riñas, violencia a la salida de boliches o la agresión que produce el descontrol en el consumo de drogas o alcohol no son también parte del drama de la inseguridad?, ¿no es también responsabilidad del estado controlar el fenómeno, limitarlo y castigarlo?

La respuesta indignada de sus colegas no se hizo esperar: el titular de SUPETAX Donato Cirone sostuvo que con estas declaraciones quisieron deslindar responsabilidades y mostrar que no fue un hecho de inseguridad. Y esto lo fue. La familia y los taxistas estamos muy dolidos con las palabras de Alveolite. Diciendo esto se minimiza el hecho porque (Eduardo Parodi) tenía antecedentes. Pero no analiza los pormenores, entonces tira información a medias que puede ensuciar a una persona”.

Hasta aquí nada que reprochar en el enojo de Cirone que exigía algo que parece propio de un elemental sentido común: respeto frente al dolor de las víctimas.

Pero como opara mostrar que en todas parte se cuecen habas, el dirigente gremial se salió de cauce a afirmar que “en una de las causas, salió en defensa de un taxista que estaban asaltando y le pegó al delincuente que era menor y le armaron una causaDespués otra de las causas era por violencia de género y no por un hecho delictivo.

¿La violencia de género no es un hecho delictivo?, ¿es posible que personas que ejercen posiciones dirigenciales -desde el estado, un gremio o cualquier otra institución, no reflexionen un poco antes de abrir la boca?.

Lamentable lo ocurrido, desde cualquier punto de vista.

Lo es la muerte de un ser humano en manos de esta locura desatada que nos pone a todos en peligro; lo es que pasen los años y la respuesta del estado sea tan tibia que el fenómeno no deje de crecer y multiplicarse y lo es, por supuesto, que como sociedad no nos animemos a decir en voz alta lo que todos pensamos o mascullamos entre dientes:que de una vez por todas los delincuentes tienen que estar presos para que la gente honesta pueda volver a vivir en paz.

Pero por sobre todas las cosas es lamentable que personas con responsabilidad social hayan caído en la confusión de suponer que hay violencias y muertes de primera, de segunda y de tercera.

Si a Parodi lo mataron en un hecho de robo hay que resolverlo y poner tras las rejas a los culpables; y si ocurrió en otras circunstancias que estuviesen vinculadas a su vida privada o a cualquier actividad personal, también.

Y por favor que los responsables… callen sus bocas, abran sus cerebros y trabajen para la gente. En el gremio y en la ciudad.

 

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