Sínodo: El documento final no cambiará el enfoque, pero sufrirá retoques

Los Círculos Menores están “puliendo” la Relatio, que recibió enmiendas y fue ampliada, y se trabaja sobre un texto conclusivo que sea aceptado por la mayoría.

El frente más conservador de los obispos que participan en el Sínodo de la familia siguió firme en su rechazo a la manera en la que el tema de las uniones homosexuales fue abordado en la «Relatio post disceptationem», el documento de esa asamblea que concluirá dentro de dos días.
Sin embargo, el texto está siendo pulido en los llamados Círculos menores, así como ocurre con otro tema clave, el de la comunión para los divorciados vueltos a casar.
El objetivo de los Círculos Menores es llegar a una reescritura del texto, para poder luego afrontar un Informe Final que «pueda ser aceptado por la gran mayoría» de los padres sinodales, destacó el relator general de los trabajos, el cardenal húngaro Peter Erdo, quien fue precisamente blanco de diferentes críticas. Los puntos más críticos del documento son el 50, 51 y 52 de la «Relatio» en la parte relativa a la «acogida de las personas homosexuales», que -afirmó Erdo- está bajo la supervisión del arzobispo y prestigioso teólogo italiano Bruno Forte, secretario especial del Sínodo.
Expresiones del todo inéditas para la Iglesia fueron rechazadas por los obispos más resistentes hacia las más importantes aperturas del documento, como por ejemplo expresiones como «las personas homosexuales tienen dotes y calidad para ofrecer a la comunidad cristiana».
Incluso hoy algunos de estos obispos han dejado claro que no se reconocen en el documento.
En los debates de se habló de importantes cambios en el texto. «La cuestión de la homosexualidad debería ser afrontada en referencia a la familia. En la familia en la que hay hijos e hijas homosexuales es preciso manifestar acogida y acompañamiento», dijo por ejemplo monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Fisichella aludió así al debate dentro del Círculo Menor del que forma parte. «El segundo caso -agregó en un informe en la sala de prensa vaticana- es el de los hijos de parejas homosexuales que quieren recibir los sacramentos y deben hallar en la Iglesia un contexto de acogida, sin discriminaciones, incluso con atención más allá».
Fisichella también explicó que sobre las «convivencias» es preciso distinguir entre las que se caracterizan por ser «abiertas al matrimonio» y con elementos de «estabilidad y fidelidad» propios del matrimonio en todas las culturas y no sólo la cristiana, y las convivencias en cambio «cerradas» que no tienen esta dimensión de «camino».
También denunció que hay una forma de «boicot» por cuanto se refiere al nivel general de conocimiento y difusión de los métodos naturales de contracepción e invitó a valorizar la adopción como vía alternativa a la formación de la familia.
Según el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, de la Iglesia griego-católica ucraniana, es por otra parte equivocado hablar de «aperturas» respecto del tema de las parejas gay.
De lo que se ha hablado en el Sínodo -precisó- es «de los sufrimientos de estas personas. No podemos considerar la orientación homosexual como un bien que debe ser valorizado. Se trata -indicó- de un gran dificultad que genera sufrimientos en esa persona». Entre las posiciones más duras se destacan también las del arzobispo de Riga, Zbignev Stankevics, y la del sudafricano Wilfrid Fox Napier.
El clima que de todos modos se respira en los Círculos Menores está marcado por «la comunión, la fraternidad y la pastoral», destacó por otra parte el cardenal de Barcelona, Lluis Martinez Sistach. También el presidente de los obispos norteamericanos, Joseph Edward Kurtz, subrayó la unidad de intenciones en el debate en curso en el Sínodo.(ANSA)