Tinelli, Grondona, el Diego y la «bolufrase» del siglo

(Redacción) – Nada nuevo bajo el sol. Carpetas con datos extorsivos, amenazas, compra de votos y el remanido «por el fútbol argentino» como telón de fondo de un nuevo tiempo en el que nada cambiará.

Marcelo Tinelli quiere el negocio del fútbol. No al fútbol.

Como tampoco quiso al volley ni ama al básquetbol. Pero si a los negocios que están larvados detrás de esos deportes. Porque lo que Tinelli ama son los negocios. Algo que nunca está mal, siempre que se diga con claridad.

Tal vez esa será siempre la gran diferencia entre el capitalismo exitoso de algunas sociedades y esta promiscua versión prebendaria y fracasada de la Argentina. Mientras en aquellas a los negocios se los llama negocios, por este barrio preferimos justificarlos culposamente por la patria, por los colores, por el deporte, por la familia...o por lo que sea.

Y en esa actitud -absurdamente solapada- todo termina teniendo valor. Hasta la mentira.

Julio Grondona representaba la corrupción y su gestión mostraba la peor cara del fútbol. Su muerte abrió la puerta a la posibilidad de cambiar las cosas y dar paso a una AFA moderna, transparente y a la altura de lo que hoy es uno de los negocios más prósperos en el mundo entero.

Terminar con las prebendas, los carpetazos, los aprietes y la decadencia. Terminar con una forma muy argentina de entender el poder.

Pero…¿para qué?. Si ese estilo garantizaba el poder, ¿para qué cambiarlo?.

Durante toda la semana los dirigentes del fútbol argentino estuvieron recibiendo «mensajes» para que supieran que era lo que les convenía hacer en la reunión de ayer martes.

Algunos fueron en efectivo, otros en forma de recordatorio de deudas impagas y hasta en el caso de un dirigente de uno de los clubes más importantes del país, la «sugerencia» de que algún poder mediático podía dejar trascender cuestiones de su vida privada que no era conveniente ventilar.

Y al final todos llegaron mansos y «convencidos». Y fue unanimidad; y todos se llenaron la boca con el «por el fútbol argentino».

Y Marcelo Tinelli comenzó a quedarse definitivamente con el futuro del deporte-negocio que le dará más dinero y más poder. Tal cual lo hizo durante tres décadas Julio Grondona y con los mismos métodos que el ferretero de Avellaneda.

Allá lejos, Platiní extorsiona a Blatter para quedarse con la FIFA y seguir con el negocio. Acá en el barrio Tinelli usa las mismas mañas que Don Julio para encaramarse en los dólares de la AFA.

Solo resta declarar la afirmación del Diego -¿se acuerda?…«la pelota no se mancha»– como la bolufrase del siglo.